¿Y dónde está el piloto?

Dos grandes, Pixar y Disney, nos cautivan esta vez con su última creación, Wall-E: una historia que no trata sólo de un robot -de ahí el título, el nombre del protagonista- y su tarea heroica en una tierra apocalíptica, una trama que no trata sólo de Wall-E y su historia de amor con Eve, una robot mejor que él, un cuento, un fábula, que no nos habla solamente del personaje principal, sino de todos nosotros, del camino heroico que significa aprender a ser hombres con los pies bien puestos sobre la tierra. Un robot que enseña a ser hombre.
La veracidad y simplicidad de esta película comienza con su presentación pues prácticamente no hay diálogos, demostrando cierta verdad en el típico sermón que se le da a los escritores de ficción: “show, don´t tell” (muestra, no digas). Con las primeras escenas del robot protagonista reciclando basura, guardando recuerdos, escuchando un viejo musical en un VHS, cargando su batería la sol, en fin, viviendo la simple rutina de su día, nos enteramos quizá de muchas más cosas (incluso más agudas) de las que podríamos saber sólo escuchando un diálogo entre Wall-E y su amigo cucaracha, por ejemplo. Se agradece que los creadores dejen esos espacios y le permitan pensar al espectador.
No es menor detalle el nombre de la gigante nave espacial en donde vive la humanidad “a salvo”: Axiom, una nave en la cual sus tripulantes tienen una proposición tan clara y evidente que la admiten sin necesidad de demostración. Ellos, lo que queda de los seres humanos, unos obesos mórbidos que han perdido hasta su forma material a causa de que las máquinas hacen todo, hasta el punto de ocuparse de sus relaciones sociales y alimentación, se limitan a vegetar y así cumplir con el único rigor de nacer, crecer, reproducirse y morir. Han perdido la curiosidad al creer estar viviendo en el tope de lo que podrían experimentar, divinizados, sobreviviendo en modo piloto automático. Nada más soporífero. En cambio, la curiosidad (de latín cur, por qué) que notamos desde el principio en Wall-E lo hace ser muy originalmente humano al querer resolver el problema de ese mundo devastado, mientras que los rechonchos del espacio creían tener todas las respuestas dentro de la nave Axiom. De hecho el primer despertar de curiosidad de la humanidad lo vemos casi al final en el capitán de la nave cuando le pide a la máquina central que defina lo que es bailar. Después de eso vendrá el poner en duda al piloto automático y al anuncio del presidente de Buy n Large que dice que la misión de re-habitar la tierra no será posible. Justamente lo imposible es el tema del robot protagonista, pues él, siendo una máquina pasada de moda, lerdo en movimientos, tiene la curiosidad necesaria, y con ello la astucia, que lo lleva a intuir que él puede resolver el problema del colapso de la tierra de alguna forma, no sabe bien cómo, pero cree que de alguna forma u otra lo puede lograr. Trabaja día a día en la tierra sin preguntarse, sin teorías, sabe que está vivo y que, estándolo, tiene una misión. En cambio, los inteligentes, los robots de avanzada, el piloto automático, el presidente de Buy n Large, aseveran que es irracional volver a la tierra pues la misión de limpiar el planeta había fracasado. Claro, es irracional, no hay nada más lógico, pero la idea de haber encontrado una mínima planta en el planeta tierra, permite a Wall-E y a su amada robotina, Eve, sospechar que no es tan descabellado aterrizar. Los robots que conocemos a través de la película hacen su trabajo sin cuestionarse, pero a excepción del dictador piloto automático, tienen buenos fines. Entendemos entonces que el papel principal lo debería llevar un ser humano racional, pues los robots sirven para servir al hombre, no para tomar decisiones sobre su camino. Cuando el capitán de la nave despierta de su sopor y está dispuesto a luchar cuerpo a cuerpo con el piloto automático con tal de llevar a toda la humanidad que tiene a cargo de vuelta a casa, entendemos que nuestra historia tiene una segunda oportunidad, esta vez quizá con el doble de esfuerzo.
Es así como Eve y Wall-E se reconocen en medio de un lugar que es todo menos el Paraíso. Lo que fue la tierra. Es la herencia de la humanidad, de los hijos de Dios. Ellos, hijos de hombre, deberán enseñar a volver a los humanos a donde pertenecen. Deberán motivarlos a volver-a-la-tierra con todo lo que ello implica. El músico inglés Peter Gabriel no pudo ilustrar mejor esta idea en la banda sonora de la película, titulando la canción principal Down to the earth, evocando la idea de volver a ser personas con los pies bien puestos sobre la tierra, ganándole a la fuerza de gravedad de la divinización del hombre. Extrañamente, en la historia que nos convoca, el maestro esta vez es un robot: de cara a él a nosotros nos quedaría aprender a ser, de nuevo, muy hombres.

1 comentario

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Una respuesta a “¿Y dónde está el piloto?

  1. es muy interesante, y les tengo un dato curioso yo buscando imagenes de wall-e, encontre qe Eve era creada de apple por qe su creador era el director de apple qe loco, y muy interesante yo igual vi la pelicula me encanto incluso la parte en qe el ‘batallon de limpieza’ (o sea Wall-e, Eve y lo robots defectuosos y ovbio qe el capitan de la nave) estaban buscando el HOLODETECTOR esa parte es porqe es ecologica, y me impresione en la paret donde salia los humanos todos obesos morbidos me impresione eso no mas. y si quieres visita mi blog es:
    http://www.sarhiitabkn.blogspot.com
    eso no mas xaoooo

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