Dejaré de explicar y mostraré algunas cosas del baúl. Por ejemplo, a una tal Sofía que vuela en avión al sur de Chile. Le da miedo, es ese temor irreconciliable con su racionalidad que le grita a cada minuto sus debilidades. Bah, le queda la música, ahí está. Viaja en clase económica y apreta unos audífonos que le acaba de pasar la azafata. Sus manos están medio mojadas, le sobran, en todos los desastres que imagina no le sirven para nada. Es, ella entera, una piel fofa y a la vez pequeña que no alcance a ayudarse a sí misma. Se queja, pero le queda ponerse esos audífonos y concentrarse en el canal 5 «relaxation channel» en donde el piano de Geoge Winston la ayuda a olvidar.
Sofía quiere hacer un milagro. Ojalá la dejen.
Sofía desaparece de mi memoria y ya casi no la vislumbro. No es mi personaje, fue un regalo. No la puedo amoldar aunque quisiera. Me faltan y sobran signos ortográficos para contar su historia.
¡Tengo tantas ganas de ver una maravilla en el país de lo doméstico!
¡¡¡Bien, bien, bien!!! Veo que has vuelto!!! Como siempre, deslumbrando con tus palabras… dándole espacio al silencio y dejando que los pensamientos vuelen a través de tu escritura.